miércoles, 1 de abril de 2015

Dick Sutphen : La Lucha por tu mente

Persuasión y Técnicas de lavado de cerebro utilizadas en el público hoy en día Cuánto más descubrimos acerca de cómo funcionan los seres humanos, gracias a avanzadas técnicas de investigación, más aprendemos a controlar a los seres humanos, y lo que probablemente me asusta más es que el método para establecer este control ya existe. La televisión de su sala y de su dormitorio está haciendo algo más que entretenerle. Antes de continuar quiero decirles algo acerca de los estados alterados de la conciencia. Cuando usted entra en un estado alterado. Esto conduce a la liberación de los opiáceos del propio cuerpo: las encefalinas y las beta-endorfinas, que son estructuralmente casi idénticas al opio. En otras palabras, sienta bien… y por lo tanto usted vuelve a por más. Pruebas recientes realizadas por el investigador Herbert Krugman señalaban que mientras los telespectadores estaban viendo la televisión, la actividad del hemisferio derecho sobrepasaba la del hemisferio izquierdo en una proporción de 2 a 1. En otras palabras, los espectadores estaban en un estado alterado… más veces en trance que no. Estaban obteniendo su dosis de beta-endorfinas. Para medir los intervalos de atención, el psicofisiólogo Thomas Mulholland, del hospital veterano de Bedford en Massachusetts, conectó a jóvenes telespectadores a una máquina EEG que estaba diseñada para apagar la TV siempre que los cerebros de los niños produjeran más ondas alfa que de otro tipo. Aunque se les había pedido que se concentraran, sólo unos pocos pudieron mantener el aparato encendido más de 30 segundos. La mayor parte de espectadores ya están hipnotizados. Profundizar el trance es sencillo. Un forma fácil es colocar un marco negro y blanco cada 32 marcos en la película que se proyecte. Esto crea un ritmo de 45 pulsaciones por minuto que sólo es percibido por el subconsciente- el ritmo ideal para generar una hipnosis profunda. Los anuncios o sugestiones presentados después de estos programas productores de ondas alfa son mucho más fáciles de aceptar por el espectador. El alto porcentaje de la audiencia que tiene la capacidad de entrar en un estado sonambulístico profundo es bien capaz de confundir las sugestiones con órdenes- siempre y cuando tales órdenes no insten al individuo a hacer algo contrario a su moral, religión o autoprotección. El método para el control ya está aquí. A la edad de 16 años, los niños han pasado de 10000 a 15000 horas mirando el televisor- que es más tiempo del que pasan en la escuela. La televisión está encendida un promedio de 6 horas y 44 minutos aproximadamente- un incremento de 9 minutos desde el año pasado y tres veces la tasa media de incremento durante los años setenta. Obviamente esto no va a mejorar…estamos avanzado rápidamente hacia un mundo de nivel alfa- muy parecido posiblemente al mundo Orwelliano de "1984"- plácido, de ojos vidriosos y respondiendo obedientemente las instrucciones. Un proyecto de investigación realizado por Jacob Jacoby, un psicólogo de la Universidad de Purdue descubrió que de 2700 personas entrevistadas un 90% entendía mal cosas tan simples como los anuncios y "Barnaby Jones". Sólo minutos después de empezar a ver la TV, el típico telespectador se perdía del 23 al 36% de las cosas que había visto. Desde luego- estaban entrando y saliendo del trance. Si entras en un estado de trance profundo, tienen que ordenarte recordar- de otra forma usted olvida de forma automática. Yo sólo he rozado la punta del iceberg. Cuando se empiezan a mezclar mensajes enmascarados por la música, las imágenes subliminales proyectadas en la pantalla, efectos visuales hipnóticos, ritmos musicales repetitivos que inducen trance,… se consigue un lavado de cerebro muy efectivo. Cada hora que usted pasa delante del televisor se condiciona más y más, y en caso de que pensara que debe existir un ley en contra de cualquiera de esas cosas, piense otra vez. No existe. Hay mucha gente poderosa que obviamente prefiere las cosas tal y como están ahora. ¿Es posible que planeen algo?

La Lenta sombra del ECOCIDIO